Ernesto Che Guevara, un mito, un comandante, un revolucionario, un embajador y, también, un fotógrafo.
De la obra fotográfica inicial de Ernesto Che Guevara, muy pocas fotos se conservan o al menos han sido reconocidas y dadas a la luz bajo su autoría, tal vez porque apenas se conoce la calidad artística de su obra posterior como fotógrafo. En la primera biografía publicada después de su muerte por el argentino Hugo Gambini, quien tuvo la oportunidad de entrevistar a fuentes de primera línea, aparecen referencias de esa afición que seguiría cultivando a través del tiempo, hasta sus últimos días en Bolivia. Comentando los pasatiempos del joven, el periodista desliza esta nota casi sin ninguna importancia: Entonces descubrió el Puente Alsina y las calles Pompeya, lo suficiente para imaginarse una niñez distinta de la suya, en esos barrios donde chicos no tienen cerros para trepar. Tomó varias fotografías (era su segundo hobby, después del ajedrez) y se llevó en la cámara la graciosa silueta de un carro repleto de chicos, que le recordaba a su madre cuando los cargaba a todos en La Catramina [auto usado por la familia]. Y más adelante apuntará que en la casa había acondicionado un espacio a manera de laboratorio para revelar las fotografías.
De esos años se conservan algunas fotos familiares en las que Ernesto parece establecer un juego entre el fotógrafo y la cámara.
Con Celia, la madre
Ernestico, 1 año
Ernestico, 1 año
Con Don Ernesto, su padre
Autorretrato, Argentina 1949