Versos que hablan de vos.Che

Che

Che, tú lo sabes todo,
Los recovecos de la Sierra,
El asma sobre la yerba fría,
La tribuna,
El oleaje en la noche
Y hasta de qué se hacen
Las frutas y las yuntas.
No es que yo quiera darte
Pluma por pistola
Pero el poeta eres tú.
       
           Miguel Barnet (La Habana, 1940)

Che

Te hiciste
De olas y frondas,
Primigenio metal
del  hombre.
¿Dónde buscarte?
           En el mar.
¿Dónde oírte?
            En el viento.
Soplo y bramido
Planetarios,
Oro nítido
Del pobre.
Jinete insobornable 
          de mar y viento,
furia y ternura
como te hiciste,
como nos haces.
       Luis Sexto (Villa Clara, 1945)

 

 

Che Guevara

Como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera,
como si el Plata vegetal viniera
con el Cauto a juntar agua y ternura,
así Guevara, el gaucho de voz dura,
brindó a Fidel su sangre guerrillera,
y su ancha mano fue más compañera
cuando fue nuestra noche más oscura.
Huyó la muerte. De su sombra impura,
del puñal, del veneno, de la fiera,
solo el recuerdo bárbaro perdura.
Hecha de dos almas brilla entera,
como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera.
           Nicolás Guillén
 

Glosa

                Tomar un fusil y andar
                el camino de su fe.
                Comandante, sin temblar
                Imposible hablar de usted.
                                       Adolfo Martí Fuentes
       
 
América, vieja huella
que dejara el Almirante,
vuelve a tus puertas errante
el canto de una doncella.
Es libertad, y por ella
vino la guerra a estallar,
y aunque más allá del mar
sombras del Norte se oponen,
se alzan los muertos e imponen
tomar el fusil y andar
Se ha convertido en sitial
el corazón de Los Andes,
allí cayeron los grandes
de una guerrilla inmortal.
En un limpio manantial
bajan las manos del Che,
y aunque su cuerpo se fue
en la música del viento,
nos abre a cada momento
el camino de su fe.
 
Aquí está el pulso de acero,
la palabra en la mochila
y los cañones en fila
escudando al artillero.
La mirada es un lucero
tendido sobre la mar
y los pies sobre el lugar
donde la patria le ordene,
bien firmes aquí nos tiene,
Comandante, sin temblar.
 
Sin evocar estos pasos,
violando tempranas horas
y oír las locomotoras
cantando con sus pitazos.
 
Sin eludir estos lazos
que supo estrechar su fe,
con su pozuelo de té
y su barba firme y clara,
Comandante Che Guevara,
imposible hablar de usted.
                   Lorenzo Suárez Crespo (Pinar del Río, 1943)

        Retumba por América
Hoy por primera vez
pienso que has muerto
y quiero dar al mundo el cañón de tu voz
que salta de boca en boca
regando el grito de una generación
que salta de loma en loma
y retumba en América.

Hoy por primera vez
pienso que has muerto
y tengo tus manos lejos del cuerpo,
manos de hijo, de patria,
manos que son los lugares
en que estuvieron para tocar la tierra
y retumban en América.
 
Hoy por primera vez
pienso que has muerto
y ver girar la vida
sobre el fantasma de tu figura
que lanza una consigna
para todos los tiempos
Y retumba en América.
          Luis Alberto Figueroa (Pinar del Río, 1946)
  

Pero

        La muerte vino
        Y le rompió la lanza;
        Pero también la muerte
        Se fue alanceada.
                 José Moreno Villa
Cayó PERO no es definitivo
(se oyen pasos de regreso por donde él se fue)
La muerte lo quiso oscurecer PERO él era altísimo
y de piedra
Lo amarraron aquí PERO él estaba remoto
Lo amarraron muy lejos PERO él estaba aquí
Lo enterraron PERO él era una raíz
Lo amurallaron PERO él era agua y se filtró
Lo querían sin nombre y apellido
PERO él se volvió nombre de pila y se fundió en
nosotros
Lo querían conjugar PERO él era intransitivo
Lo mataron exhausto
Lo creyeron vencido
Lo querían solo
PERO él renacerá en breve convertido en todos
Lo creen dormido PERO él vela sus armas
Su vida murió
PERO el Che venció la muerte.
                Luis Rogelio Nogueras (La Habana 1945- 1985)

Esa estrella en la frente
Por Marilyn Blanco
Allá en Rosario un haz blanco empezó a andar los cinco puntos cardinales de hombre. Primero calladamente, tímidamente casi, subiendo peldaño a peldaño su propia estatura, hasta que la inmensa grandeza que había adentro comenzó a hablar – todavía lo hace – por una modestia que solo dice de su dueño hondos sentimientos.
Su boina, según los guerrilleros recuerdan, era un volcán del que siempre salía luz, que la sierra y la selva se abrían en caminos de solo escucharlo y a los fusiles enemigos les entraba una tos más grande que su asma, tos de nerviosa cobardía si le tenían enfrente.
Porque pocos han enseñado como él, a sangre propia escrita en la página gigante de la Patria, que la vida de un pueblo bien vale la vida de muchos de sus hijos. Aun – aunque duela a alguien- es de los mejores.
Así, más que a ese precio, a ese valor, fue como el hombre de muchos, siendo siempre el hombre, se convirtió en estrella.