lunes, 6 de septiembre de 2010

Juventud

En 1947, la familia Guevara fija su residencia en Buenos Aires y Ernesto  ingresa a la Facultad de Medicina, donde continua sus estudios universitarios demostrando especial interés en la investigación del asma, alergias, lepra y la teoría sobre nutrición. Hacía prácticas en el Instituto de Investigaciones Alérgicas y ya iba pensando en consagrar su vida a curarlas.
 
Durante 1952, hace su primer viaje por América Latina, junto con Alberto Granados en una vieja moto marca Norton. Recorren algunas provincias de  Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela.

La visita a las minas de cobre de Chuquicamata (Chile) resulta particularmente reveladora, porque en ningún lugar como aquel habían chocado con semejante grado de explotación de los obreros, de discriminación del nativo respecto al yanqui. El dolor de nuestra América va calando hondo en los nervios del estudiante argentino: he ahí la realidad neocolonial descarnada más allá de cualquier libro.

Existe una crónica que redactó con posterioridad a ese primer viaje, titulada Entendámonos, y en la que expresa: [...] ¨Que nuestra vista nunca fue panorámica, siempre fugaz y no siempre equitativamente informada, y los juicios son demasiado terminantes? [...] El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, yo, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí.
 
Regresa a Buenos Aires decidido a terminar la carrera de medicina. El 12 de junio de 1953 Se gradúa en la Universidad y recibe el título de médico.

 En julio de 1953, inicia su segundo viaje por América Latina. En esta oportunidad visita Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. Cuando Ernesto recorre los países del litoral pacífico de América del Sur, al visitar las minas de cobre, los poblados indígenas y las leproserías, es donde da muestras de su profundo humanismo, se va creciendo y agigantando su modo revolucionario de pensar y su firme antimperialismo.

En Guatemala conoce a Hilda Gadea, con la cual contrae matrimonio en el verano de 1955 y de cuya unión nace su hija Hilda Guevara Gadea.
En Guatemala participa en la defensa del Gobierno del presidente Arbenz, después de cuya derrota viaja a México, donde trabajará de médico en la Sala de Alergia del Hospital Central.
En este mismo año de 1955 conoce a Fidel Castro y se incorpora a su destacamento revolucionario; participa en los preparativos de la expedición del “Granma”. Es encarcelado en la ciudad de México por pertenecer al grupo de Fidel Castro.
De este momento el che comenta: En tierra azteca me volví a encontrar con algunos elementos del 26 de Julio que yo había conocido en Guatemala y trabé amistad con Raúl Castro, el hermano menor de Fidel. El me presentó al jefe del Movimiento cuando ya estaban planeando la invasión a Cuba.
Charlé con Fidel toda una noche. Y al amanecer ya era el médico de su futura expedición. En realidad, después de la experiencia vivida a través de mis caminatas por toda Latinoamérica, no hacía falta mucho para incitarme a entrar en cualquier revolución contra un tirano, pero Fidel me impresionó como un hombre extraordinario. Las cosas más imposibles eran las que encaraba y resolvía.
Tenía una fe excepcional en que una vez que saliese hacia Cuba, iba a llegar. Que una vez llegado iba a pelear. Y que peleando, iba a ganar. Compartí su optimismo. Había que hacer, que luchar, que concretar. Que dejar de llorar, y pelear. Y para demostrarle al pueblo de su patria que podía tener fe en él, porque lo que decía lo hacía, lanzó su famoso: en el 56 seremos libres o seremos mártires y anunció que antes de terminar ese año iba a desembarcar en un lugar de Cuba al frente de su ejército expedicionario.
El expedicionario del Granma Carlos Bemúdez Rodríguez no pudo ocultar su admiración por el Che durante un conversatorio cuando relató:
En uno de los tantos días que estuvimos en México cuando los preparativos del desembarco—narró Bermúdez—el Che me invitó a ver a su hija Hildita y cuando tenía a la pequeña entre sus brazos, su esposa le introdujo dinero en el bolsillo para que se comprara un traje, él se lo devolvía, pero ella insistía.
Al final—continuó—fuimos a una librería, el Che puso el dinero en el mostrador y comenzó a seleccionar libros, y por esa compra tenía derecho a escoger un ejemplar gratuitamente en un estante destinado para ello; fue entonces cuando se decidió por Reportaje al pie de la Horca, del periodista checoslovaco Julius Fucik.
 
El 25 de noviembre sale del puerto de Tuxpán  el yate “Granma”, entre los 82 rebeldes encabezados por Fidel Castro viaja en Che, llegando a Cuba el 2 de diciembre.
Bemúdez detalló la travesía del yate y el desembarco en Las Coloradas, se detuvo en el combate de Alegría de Pío. Cuando hirieron al Che -dijo- me le acerco y lo insto a que abandone la posición, pero él optó por continuar disparando, hasta que llegó Juan Almeida, entonces capitán, y se lo llevó.
Participa en la guerra revolucionaria contra Batista en Cuba; es dos veces herido en los combates.

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